« Hui porque no quería poner en peligro la vida de mi hijos »
El pianista de Yarmouk, Aeham Ahmad, ha capturado la atención mundial con su valentía y su música en medio del caos y la destrucción de la guerra. Originario del campo de refugiados de Yarmouk en Siria, Ahmad ha sido testigo de la brutalidad del conflicto sirio desde sus inicios, una guerra que ha dejado huellas profundas en la vida de millones de personas. Sin embargo, en lugar de rendirse ante la desesperanza, él ha optado por usar su talento musical como una forma de resistencia y de resiliencia frente a la violencia que azota su tierra natal.
En una de las zonas más afectadas por el conflicto, Yarmouk se convirtió en un campo de batalla, donde las bombas y los enfrentamientos eran una constante. En medio de este ambiente hostil, Aeham Ahmad continuó tocando el piano, su único refugio y la única forma de expresarse. A menudo, lo hacía en las calles del campo de refugiados, rodeado de escombros y personas que, a pesar de la tragedia, encontraban consuelo en sus notas musicales. La imagen de Ahmad tocando su piano en ruinas se convirtió en un símbolo de la resistencia humana frente a la barbarie de la guerra.
En sus declaraciones, Ahmad ha hablado del peligro constante que enfrenta un músico en una zona de conflicto. La música no solo es una forma de comunicación, sino también un acto de desafío. En una guerra donde la vida humana parece tener poco valor, un pianista como él arriesga su vida para demostrar que el arte, aunque frágil en un entorno tan violento, puede ser un refugio vital para el alma. La música de Ahmad no solo es un mensaje de resistencia, sino también de esperanza, mostrando que incluso en los momentos más oscuros, el espíritu humano puede encontrar una forma de brillar.